Era una flor
más bella
que un amor
y tan austera
que no había
ninguna razón
para no dejar señal,
por donde pasó.
La flor se duplico y al no encontrar
Sucesión, se puso triste
y un dolor apareció
en el fono de su corazón
se quedo seca por dentro,
se le fue la voz
y no volvió hasta
que ha ella le pareció.
¡Pobre flor!
que tuvo que vivir
como las demás
les pareció
y llego un día
que de todo se harto,
hasta que la razón
le dijo:
tienes que acatar
mi voz.
Pero eso no era
conveniente y también
lo rechazo
Por no parecerle
lógico y se marcho
otra vez mi voz.
Rosario Solís
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